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Abimael Guzmán cabecilla de Sendero Luminoso cumplió 20 años en la prisión

Foto histórica que dio vuelta al mundo, Abimael Guzmán enjaulado como una fiera.

Aquél 12 de setiembre de 1992, el destino del Partido Comunista del Perú-Sendero Luminoso, PCP-SL, grupo terrorista más sanguinario de la historia republicana del Perú al mando de Abimael Guzmán Reynoso, ya estaba echada. Nadie imaginó que el autor de la muerte y destrucción que asoló al país en 1980 durante el gobierno de Fernando Belaunde y primer gobierno de Alan García, acabaría de pronto “enjaulado”.

A solo dos años de haber asumido Alberto Fujimori el poder, quien en algún pasaje de su campaña electoral aseguró que derrotaría al movimiento maoísta de Sendero Luminoso, para restablecer la tranquilidad social, pese a los estragos políticos y la ruina de la economía que afectó al Perú con una inflación astronómica a fines de los años ’80, durante aquel gobierno de Alan García, duramente cuestionado entonces.

 ALGUNAS INTERROGANTES

Con ocasión de celebrarse el 12 de setiembre último los 20 años de la captura de Abimael Guzmán, el fundador y dirigente absoluto del grupo terrorista Sendero Luminoso, los medios periodísticos limeños se ocuparon con amplitud la historia de sangre de los años ’80 y ‘90 y se recordó a los personajes que por disposición de la Dirección contra el Terrorismo –DIRCOTE- participaron en el entonces Grupo Especial de Inteligencia -GEIN- en la captura de Abimael Guzmán, aunque algunos medios sesgaron el informe como si se tratara de un trabajo particular del GEIN, desarticulada de los mandos superiores y hasta del propio Presidente de la República.

Y de ser así, como parece trascender del espíritu mediático, ¿qué intereses particulares primaron para escamotear, por ejemplo, el informe al presidente Fujimori sobre los avances de la misión de captura? ¿Quién o quiénes estuvieron detrás de la maniobra? ¿Por qué el GEIN y la DIRCOTE habrían tardado demasiado en informar al presidente la captura de Abimael Guzmán la noche del 12 de setiembre de aquél año? ¿Quién manejó al GEIN y la información del video filmado en el momento de la captura de Abimael Guzmán y su cúpula, que fue el canal de noticias CNN el primero en difundirlo al mundo, sin que el presidente Fujimori lo haya conocido previamente? En circunstancias de grave inseguridad para el país, un proceso delicado no debía andar suelto al capricho del ente subalterno.

Los entretelones no fueron aclarados en la campaña por quienes debían hacerlo por un criterio elemental; más cuando estos hechos constituyen faltas graves de desobediencia ante la jerarquía de mando que en el campo militar se sanciona drásticamente. El GEIN, adscrito a la Dirección contra el Terrorismo, había sido formado a finales del gobierno de Alan García, en febrero de 1990, por un jefe y cuatro efectivos de la ex Policía de Investigaciones, cuando los terroristas atacaban con violencia la ciudad de Lima. Luego se irían incrementando otros miembros hasta poco después de la captura de Abimael Guzmán, en que el gobierno de Alberto Fujimori decidió desarticularlo, ¿acaso al descubrir que el equipo actuaba a espaldas de la jerarquía de mando tras otros intereses?

Aquél 12 de setiembre de 1992, el destino del Partido Comunista del Perú-Sendero Luminoso, PCP-SL, grupo terrorista más sanguinario de la historia republicana del Perú al mando de Abimael Guzmán Reynoso, ya estaba echada.

“DEJAR HACER… DEJAR PASAR”

El Perú ha atravesado durante las tres últimas décadas larga etapa de confrontación social y política. Posiblemente las más constantes se dieron durante el gobierno de Alberto Fujimori, etapa en la que se adoptaron hechos concretos y definitorios que incidieron en la vida nacional y, sobre todo, contra el terrorismo, a diferencia de los gobiernos anteriores de Fernando Belaúnde y Alan García en que SL no solo incrementó su odio sanguinario contra humildes campesinos andinos que no aceptaron los nefastos fines del terrorismo contra el Estado y el orden constituido, si no que la violencia se amplió fácilmente “del campo a la ciudad” ante la incertidumbre de la población e ineficacia de esos gobiernos.

En ese proceso violento la ciudad de Lima fue una de las más afectadas por el accionar de los coches bomba, apagones y asesinatos, en afán de ganar la moral de las autoridades. Nadie atinó a enfrentarse contra el terrorismo y hasta los partidos políticos se vieron arrinconados sin capacidad de reacción por temor a represalias. Por ello es paradójico que por enfrentar con decisión al terrorismo en circunstancias aciagas para el país, Alberto Fujimori sea ahora el más vilipendiado que hasta se le niega sus logros en el campo social, político y de recuperación económica que como Jefe de Estado ejecutó sentando las bases de la tranquilidad que ahora los partidos políticos y el país disfrutan.

¿Será que Belaúnde y García habrían advertido esta enojosa situación en los años ’80 que optaron por la cómoda posición del “dejar hacer y dejar pasar” para no enfrentarse al terrorismo y pudo evitarse los miles de muertos y millonarias pérdidas? Por lo visto, prefirieron quitar el cuerpo cuando ‘las papas quemaban’ buscando justificaciones insulsas, como cuando Belaunde tildaba a los terroristas de “abigeos y delincuentes comunes” por no enfrentarse a SL en sus inicios; y García, dada su inexperiencia de gobierno, prefería ocuparse de otros menesteres como cambiar de nombre las calles, plazas e instituciones públicas con los de su jefe y de otros compañeros en afán de perennizarlos políticamente.

¿INFORME SESGADO?

Se advierte que algunos personajes emparentados con el comunismo que lograron infiltrarse en el gobierno de transición de Valentín Paniagua, no le perdonaron a Fujimori su valentía de desarticular al terrorismo que comenzó con la captura del “presidente Gonzalo” como lo llamaban a Abimael Guzmán y a sus principales mandos políticos que ahora purgan condena.

A ello obedece, por ejemplo, la designación de la llamada Comisión de la Verdad, ampliada después en el gobierno de Alejandro Toledo como de “Reconciliación” -CVR- con personajes de conocida militancia izquierdista, cuyo informe presentado años después fue considerado documento “histórico”, aunque de inmediato dicho informe causó polémica por sus imprecisiones, que últimamente se ha pedido en el Congreso su revisión.

A criterio de diversos sectores, el informe de la CVR busca ‘suavizar’ la condición de los terroristas a quienes los considera como políticos levantado en armas y a muchos de los cabecillas como ‘mártires’ para efectos del pago de las reparaciones civiles por parte del Estado, como se viene descubriendo en la revisión del registro elaborado por la CVR. Además, es evidente la orientación del informe que busca desprestigiar a los miembros de las Fuerzas Armadas y la Policía que actuaron frente al senderismo y muchos se encuentran encausados por violación de los derechos humanos en circunstancias de mayor convulsión terrorista que vivió el país.

NO HAY ESTRATEGIA

En una sociedad como el Perú, complicada y enfrentada entre políticos, es evidente la falta de estrategias para la lucha contra remanentes del senderismo que aún no se ha extinguido del todo. El terrorismo de ayer tiene ahora en determinados focos de la selva, un complemento valioso para sus actividades: el narcotráfico, que les proporciona dinero para la adquisición de modernos armamentos, equipos de comunicación, uniformes y todo lo demás, a diferencia del Ejército y la Policía que carecen de logística para cumplir con su rol y pacificar las zonas convulsionadas como el Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro -VRAEM- donde el senderismo y el narcotráfico con el camarada “José” a la cabeza siguen haciendo de las suyas.

El senderismo busca infiltrarse en la actividad política desde el 20 de noviembre del 2009 disfrazado de organización ‘humanitaria’ a través del “Movimiento por Amnistía y Derechos Fundamentales” –MOVADEF- en afán de liberar a Abimael Guzmán y su cúpula política ahora presos. Los promotores hacen masivo proselitismo tratando de captar a jóvenes desinformados del pasado reciente, ante la carencia de una estrategia del Estado que impida el resurgimiento organizado del terrorismo con quienes sembraron muerte y destrucción en el país.

El triunfalismo de algunas autoridades que no quieren advertir el contrabando ideológico de Movadef, ojalá no se convierta en lamentos después, cuando reaparezca el baño de sangre en los pueblos provincianos, como viene ocurriendo de a pocos con las muertes de soldados y policías que vienen luchando contra el narcoterrorismo en distintos frentes del VAEM.

SIXTO EDUARDO CANCHANYA
secanchanya@peru.com 

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