Ana Victoria: “No tengo intención de ser lo que mis papás fueron”

• La cantante es hija de Amanda Miguel y Diego Verdaguer
• A brincos y saltos en 13 años ha lanzado tres discos y recibió una nominación a un Grammy Latino en el 2012

Ana Victoria, de 31 años, contó que una de sus mayores virtudes es ser paciente. Foto: Cortesía de Ana Victoria

Pudo estudiar ingeniería, administración o turismo, pero no; Ana Victoria quiso tomar el camino más difícil para llegar a conquistar su felicidad: a los 13 años, decidió meterse en el gremio musical, en el cual están sus padres los reconocidos cantantes Amanda Miguel y Diego Verdaguer.

Ser hija de esos conocidos artistas podría suponer que las puertas se abrirían fácilmente, pero la realidad fue otra: las comparaciones entre su voz y la de ellos no cesaban y eso, en un inicio, la afectó.

“La gente espera que sea de determinada forma, pero soy otra persona. Mucha gente piensa que quizá yo quiero ser como mi madre y que por eso hay veces que cantamos parecido; hay tonalidades iguales porque es mi mamá. Me he dado cuenta de que en esta vida no hay una fórmula exacta que te permita ser algo que ya fue”, contó la artista, de 31 años, en una entrevista con Viva .

Y agregó: “Ellos son parte de mi historia musical, pero no tengo la intención de ser lo que mis papás fueron porque si ese fuese mi objetivo, ya me hubiera retirado frustrada. Me ha tocado una carrera de lucha, muy diferente a la de ellos”.

El camino. El éxito no llega si no hay esfuerzo. Ana Victoria tuvo que enfrentar situaciones que no le desea a nadie.

Cuando tenía 21 años (2003), pensó en lanzar, junto con el sello Arista Records, su primer disco Love Is All , que sería en inglés. Sin embargo, la compañía cerró sus operaciones y el álbum nunca llegó a ser escuchado.

“La carrera del cantante es de suerte, de momentos. Estar ligada a este tipo de empresas no te asegura el éxito. Lo que te da el triunfo es tener a la gente adecuada al lado tuyo y no dejar de insistir”, dijo.

Esa mala experiencia la impulsó a lanzarse como artista independiente y, de esa forma, ha lanzado tres discos con el sello familiar DIAM Music: Ready (2007), AV (2010) y Color amor (2013), que produjo su papá ayudado por el exguitarrista de Caimanes, Alejandro Marcovich. Todos en su género: pop- rock -romántico.

“Es muy difícil ser independiente; el barco se mueve gracias a tu esfuerzo y la gente con la que estás. Recaen muchas responsabilidades en uno, pero es una libertad que no cambio por nada”, comentó.

Y para qué cambiarla, si gracias al segundo de esos trabajos –específicamente a la versión que incluyó de “Yo no lloro por llorar” , de Diego Verdaguer– recibió una nominación al Grammy Latino en el 2012.

“Es una gran validación al trabajo que con tanto amor y disciplina hacemos”, detalló.

La última producción de Ana Victoria, o AV como la llaman sus fanáticos, es de las más conocidas porque en ella hace versiones de grandes éxitos como Lamento boliviano , de Enanitos Verdes, y Almohada , de José José. Además, estas canciones nunca habían sido grabadas por una mujer.

“Todo fue mágico; teníamos 40 canciones en lista, luego grabamos 25 demos y quedaron estas”, dijo.

Aseguró que moldear estos temas fue el riesgo más grande de su carrera. “Hicimos arreglos en los tonos, en las letras, pero teníamos que cuidar la esencia, porque son himnos de generaciones”.

Ana Victoria ha picado piedra por más de 10 años y eso la ha convertido en una artista plena. “No tengo que demostrarle nada a nadie. Hago esto porque soy feliz y porque saca lo mejor de mí”. La Nación

POR KATHERINE CHAVES R.