Exposición senderista: ¿“En tu nombre” o “En nombre del arte de matar”?
EEUU, ESPECIAL.- Miembros de Sendero Luminoso, SL, en pleno centro de la ciudad de Lima, se han tomado la atribución de realizar una exposición de pintura y escultura, en la que muestran trabajos elaborados por la pareja, Abimael Guzmán Reynoso y Elena Yparraguirre, cabecillas del grupo terrorista que ensangrentó al país, durante los años 1980 y 2000, dejando un saldo de casi 70 mil muertos, entre hombres, mujeres y niños inocentes
Elena Yparraguirre, compañera del cabecilla de SL, Abimael Guzmán, perenniza en el cuadro uno de sus trabajos, las manos. Pero su escasa creatividad artística le faltó incluir elementos con los que esas manos ensangrentaron al Perú durante 20 años.
Esta exposición seudoartística, al que han denominado “En tu nombre”, tiene abierta sus puertas al público desde el pasado 12 de diciembre y está organizada por supuestos familiares y amigos de “presos políticos”, quienes estarían operando tras la careta terrorista del Movimiento por Amnistía y Derechos Fundamentales, MOVADEF.
Para nadie es un secreto, que las muestras por el origen y la naturaleza de su procedencia deja de manifiesto que tiene un carácter de propaganda subversiva, con la que los “senderistas” intentan demostrar e instruir a las nuevas generaciones que sus sanguinarios líderes, que cumplen cadena perpetua en la Base naval de El Callao, aún permanecen vivos y la lucha popular por el poder continúa.
Es parte de la estrategia del grupo terrorista Sendero Luminoso, implantado a finales de los 80 por su fundador Abimael Guzmán Reynoso, alias “presidente Gonzalo”, para ganar militantes universitarios, a través de las exposiciones artísticas, el teatro popular y el cine popular.
Lo patético del caso, es que la sala de exhibición cuenta con “guías” bien instruidos en la materia, quienes se encargan de informar y explicar a los visitantes, con lujo de detalles, sobre los contenidos de cada obra, resaltando que sus autores son “prisioneros políticos” y que no se arrepienten de sus actos nefastos, protagonizados durante los años 80.
Este hecho, que además de ser una burla para las autoridades peruanas y para el país es una afrenta a los genuinos artistas peruanos, que hacen uso de su creatividad, sentimientos y de sus delicadas manos para plasmar la belleza, los valores, la vida y el amor de todo cuanto los rodea.
Los atentados de SL causaban destrucción y desolación en las ciudades. Foto Archivo
En contrapunto a este concepto artístico, la exposición “En tu nombre” bien podría llamarse con acertijo: “En nombre del arte de matar”, porque esos trabajos han sido nada menos que moldeados por las manos asesinas de sus autores y que lejos de reivindicarse como seres humanos, desde sus celdas, al igual que monstruos feroces continúan perpetrando actos criminales.
Mientras tanto, el Congreso de la República se viene durmiendo en el sueño de los justos, porque según informaciones oficiales, hay conocimiento público de que el Poder Ejecutivo, el 2012, presentó tres proyectos de ley a fin de contrarrestar esta nueva forma de accionar del terrorismo; sin embargo, hasta la fecha, los padres de la patria no han dado muestras de interés para su aprobación.
LOS PERUANOS NO DEBEN OLVIDAR
El Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, CVR, publicado en agosto del 2003, dio cuenta de la violencia armada interna que vivió el Perú entre los años 1980 y 2000. Allí se adjudica a Sendero Luminoso que fue “el principal perpetrador de crímenes y violaciones a los derechos humanos” y que su ideología fundamentalista “no tenía respeto a la vida”.
Sendero Luminoso es una organización terrorista “construida en torno al culto a la personalidad de su cabecilla, Abimael Guzmán Reynoso”, a quien se le atribuye el diseño de los planes para los asesinatos y masacres, y la orden para ejecutarlos como parte de su estrategia armada contra el Estado y la sociedad peruana.
La agrupación criminal es responsable de las muertes y desapariciones durante el conflicto armado interno, que concluyó 20 años después. El 24% de los asesinados, que incluyen degollamientos, lapidaciones y mutilaciones, fueron dirigentes sociales, mientras que el 56% eran pobladores de las zonas rurales.
Uno de los sectores más azotados con ferocidad por SL fueron los campesinos. Foto Archivo
Entre sus víctimas figuran campesinos, autoridades locales, dirigentes comunales, dirigentes populares, dirigentes y militantes de organizaciones políticas, maestros, ingenieros, religiosos, periodistas, amas de casa, policías y miembros de las Fuerzas Armadas.
El informe disponible concluye que el número total de muertos y desaparecidos durante el conflicto armado interno peruano, se estima que fueron 69.280 personas, dentro de un intervalo de confianza al 95% cuyos límites superior e inferior son 61.007 y 77.552, respectivamente.
Sendero Luminoso actuó en todo el país dejando terror y llanto a su paso, sobre todo en las zonas rurales. Los primeros asesinatos registrados por la CVR se perpetraron en 1980, en Ayacucho, en este departamento se reportó el 50% de los crímenes. Los otros departamentos en donde tuvo, también, presencia activa son Junín, Huancavelica, Huánuco, Apurímac, Puno, San Martín, Cusco, Ucayali, Lima y la provincia Constitucional de El Callao.
La crueldad del grupo terrorista era de tal magnitud, que solo basta recordar la masacre de Lucanamarca, en abril de 1983, en la provincia de Huancasancos, departamento de Ayacucho. El hecho se dio en represalia, porque los campesinos de ese poblado empezaron a organizarse en rondas de autodefensa y habían dado muerte a uno de los elementos subversivos.
El saldo final de la masacre de Lucanamarca, señala la CVR, fueron 79 comuneros, que incluyen niños, mujeres y ancianos, brutalmente asesinados con armas de fuego, a su vez mutilados con machetes y cuchillos.
Otro evento, para no olvidar, es la masacre en la comunidad de Ccano, en Huanta, Ayacucho, en febrero de 1991. Allí, fueron sacrificados 36 pobladores que participaban en un culto religioso de la Iglesia Evangélica Pentecostal de la comunidad.
Los animales no se escaparon de las manos criminales de los terroristas. Foto Archivo
Pero, entre las masacres más crueles y horripilantes recopilados por la CVR, se registran casos de niños asesinados por miembros del Sendero Luminoso o por sus propias madres amenazadas por los terroristas, para que sus llantos no revelen la posición de los grupos que estaban siendo desplazados a zonas retiradas.
LOS ANIMALES TAMBIÉN FUERON SUS VICTIMAS
Según una de la publicaciones del semanario limeño que dirige el reconocido periodista peruano, César Hildebrandt ,“En sus Trece”, los animales no se escaparon de las manos asesinas del grupo terrorista Sendero Luminoso. Sacrificaron a más de dos millones, entre reses, ovejas, carneros, alpacas, cabras y hasta perros y peces, en las regiones andinas de Junín, Ayacucho, Huancavelica y Puno.
Los terroristas, antes de exterminar a los animales de los centros de crianza y mejoramiento de especies, ejecutaban a los productores y ganaderos colgándolos de los árboles. Su objetivo eran los ganados más finos, los mejores ejemplares, los que trasmitían los genes al resto de la manada, argumentando que formaban parte del sistema imperialista.
Abimael Guzmán y sus secuaces se ensañaron, también, con los perros; estos animalitos eran sacrificados durante la noche y amanecían colgados en los postes y árboles de las ciudades con carteles de repudio al líder chino Xiao Ping, cuyas leyendas decían “Deng Xiao Ping hijo de perra”, por ser el artífice de las reformas económicas realizadas en China a finales de la década de los setenta.
POR MANRIQUEL PACHECO
