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Oswaldo Payá Sardiñas: un sueño de libertad

Payá Sardiñas nunca claudicó sus principios cristianos lo cual le dio fortaleza para combatir al régimen cubano desde adentro.

Se movilizaba por todo el país creando conciencia de los cambios que se requerían en Cuba

En una de sus constantes giras por toda Cuba, el disidente Oswaldo Payá Sardiñas, perdió la vida el 22 de julio pasado en aparatoso accidente; uno de sus acompañantes, líder juvenil del movimiento creado por Payá, también falleció y otros dos quedaron con leves heridas. Moría el líder de la disidencia cubana, pero su legado de lucha permanecerá. Especulan sobre las causas del accidente, sobre todo porque removieron todos sus vestigios.

Oswaldo Payá fue un símbolo de libertad para el pueblo cubano; luchó con las armas que su régimen facilitaba a quienes disentían, aunque no prosperó en lo que perseguía. Sin embargo, nunca se escondió en sus luchas; las hacía de frente, pacíficamente como Jesucristo, su inspiración como católico practicante.

No acudió a la violencia de las bombas y de la conspiración de la que tanto acusan al que discrepa y se atreve. Su arma fue la palabra y con ella movió montañas y estremeció cimientos que parecían inamovibles. Su accionar político dentro de Cuba no siempre contó el apoyo de los cubanos fuera de la isla porque argumentaban que en ocasiones apoyaba acciones del gobierno comunista.

Sin embargo su trabajo en pro de la paz y la justicia en Cuba fue reconocido mundialmente. Fue galardonado en 2002 con el Premio Andrei Sakharov y postulado para el Nobel de la Paz por el presidente checo recién fallecido Václav Havel. El papa Juan Pablo II lo recibió en El Vaticano.

Payá Sardiñas tenía apenas 6 años cuando en 1959 vio que la religión católica fue proscrita en su país. A los 16 años lo enrolaron en el ejército dentro del cual fue castigado por negarse a transportar un grupo de prisioneros; ese “atrevimiento” le costó tres años de cárcel en la tenebrosa Isla de Pinos.

Nunca claudicó sus principios cristianos lo cual le dio fortaleza para combatir al régimen cubano desde adentro. En el ’88 fundó el Movimiento Cristiano de Liberación, lo cual lo puso en contacto con dirigentes políticos de tendencia socialcristiana como el panameño Ricardo Arias Calderón, con quien forjó una sólida amistad.

En 1992 decidió aspirar a una curul en la Asamblea Nacional del Poder Popular, sin ser miembro del Partido Comunista, algo inédito en la “democracia cubana”. Lo detuvieron por su osadía y su candidatura fue rechazada. Impulsó el Proyecto Varela para lograr reformas al sistema político cubano mediante el resorte que la misma Constitución permitía: obtener más de 10 mil firmas de ciudadanos inscritos: por supuesto que sus aspiraciones ni siquiera fueron escuchadas. Se movilizaba por todo el país creando conciencia de los cambios que se requerían en Cuba.

Payá luchó por el cese de las sanciones económicas a su país; asimismo pidió respeto a la libertad de culto en la isla, lo cual cada día gana más terreno. No en vano fue la lucha de un hombre que a la temprana edad de 60 años desaparece pero que junto con muchos otros continuará logrando para que el sistema cubano se flexibilice y se respete la dignidad humana de todos los cubanos. No en balde la BBC de Londres lo califica el más prominente disidente político cubano. Paz en su tumba.

Fuente: El Universal

POR; GUILLERMO A. COCHEZ
Embajador de Panamá ante la OEA
gcochez@covad.net

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