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Rebrote de Sendero Luminoso preocupa a Estados Unidos

Perú solicitó apoyo militar a la Casa Blanca para sofocar el rebrote de la guerrilla maoísta, vinculada con el narcotráfico.

Los últimos sucesos promovidos por remanentes del grupo terrorista “Sendero Luminoso”, SL, en la selva cusqueña de La Convención, Perú, han despertado preocupación en Estados Unidos, por el abierto “desafío” terrorista al gobierno de Ollanta Humala, dado que en los primeros nueve meses de su gestión, SL tuvo serios enfrentamientos con la policía y el ejército en la selva de La Convención y el Valle del Río Apurímac y Ene, VRAE, con mayor desventaja para las fuerzas combinadas.

A raíz del secuestro de 36 trabajadores de Gas de Camisea por los sediciosos el mes pasado, nueve policías han perdido la vida, un helicóptero derribado y muchos heridos de por medio, originando una crisis política que obligó a renunciar a los ministros del Interior y de Defensa a quienes el Congreso debía censurarlos por ineficientes mientras Humala cumplía gestiones de su gobierno en Japón y Corea del Sur.

TERRORISMO AMENAZA AUGE DEL PERU

El diario estadounidense The Wall Street Journal (WSJ) en reciente edición señala que el “resurgimiento de Sendero Luminoso amenaza el auge del Perú”, cuyo artículo firmado por Ryan Dube y John Lyon, periodistas del WSJ,  señala que aunque el nuevo grupo está muy lejos de tener la fortaleza de los años 80, sus últimas acciones “amenazan” la estabilidad del Ejecutivo.

“El nuevo grupo está muy lejos de tener la fortaleza de “Sendero Luminoso de los años 80. Con alrededor de unos 500 miembros que operan en zonas remotas, usa tácticas de guerrilla para operar en regiones de cultivo de coca, pero hasta ahora no amenaza el control del poder del gobierno como hace 30 años”. No obstante, según los articulistas, los últimos actos de la subversión “amenazan” la estabilidad del Ejecutivo y lo demuestra las recientes renuncias de los ministros de Defensa, Alberto Otárola, y de Interior, Daniel Lozada.

El artículo tiene también relación con declaraciones de algunos empresarios que quisieran invertir en el Perú, pero que sienten inseguridad al notar que SL quiere levantar cabeza después de largo reposo en el VRAE y por la carencia de un plan serio que asegure el ‘punto final’ contra el terrorismo por parte del gobierno, lo que se pudo observar en los recientes sucesos en que perdieron la vida soldados y policías en las inmediaciones de Kepashiato, en el Cusco durante la “Operación Libertad”.

La presencia de Sendero Luminoso en Perú está limitada a los valles de los ríos Apurímac y Ene (VRAE), donde cuentan a su favor con una compleja geografía.

Según la publicación, es claro que Sendero Luminoso actúa gracias al financiamiento del narcotráfico y su reactivación constituye un desafío inesperado para el presidente Humala. “El inesperado regreso del grupo de SL ha sido impulsado por el resurgimiento de la producción de cocaína en Perú. El grupo tiene su base de operaciones en zonas montañosas remotas donde se cultivan las plantas de coca, materia prima de la cocaína. Los ingresos del grupo aumentan al imponer impuestos de protección al comercio de la coca”, sostienen.

“GUACHIMAN” DEL NARCOTRAFICO

El diario norteamericano añade que la ofensiva de Estados Unidos con el Plan Colombia, ha empujado el negocio del narcotráfico hacia el Perú. “Durante la última década, una ofensiva auspiciada por los Estados Unidos en Colombia, durante mucho tiempo el mayor proveedor de cocaína del mundo, desplazó gran parte del negocio hacia Perú, que ahora rivaliza con Colombia como potencialmente mayor productor de cocaína del mundo, según la Oficina de Control de Drogas de Norteamérica”, asegura el artículo.

El comentario de WJS coincide con opinión de diversos analistas que aseguran que el “Plan Colombia” aplicado con apoyo del gobierno norteamericano, ha obtenido en su momento notable éxito contra el narcotráfico de ese país, que los especuladores se han visto obligados a trasladarse hacia países menos “fastidiosos” como Bolivia y Perú, que luego fueron creciendo al posesionarse de nuevos espacios que ahora controlan.

En el caso del Perú, los senderistas se acoplaron al narcotráfico, al que prestan servicios de protección a cambio de cupos que les permite comprar armas, movilizarse con facilidad en el VRAE y las rutas por los cuales trasladan la droga hacia diversos destinos.

Sin embargo, el grupo remanente de SL, más allá de proteger su territorio donde los sucesivos gobiernos desde el 2000 los ha dejado tranquilo, no tiene capacidad operativa como para querer encaramarse al gobierno como lo fue abiertamente a comienzos de los años ’80 con su mentor Abimael Guzmán Reynoso.

Los ministros de Defensa y de Interior renunciaron por las deficiencias en el manejo de la operación “Libertad”.

Sin embargo, sí está demostrando que en ese tiempo se ha pertrechado y cohesionado su grupo con decididos elementos dispuestos a atacar a las fuerzas del orden y el ejército, al verse hostigados o cuando el narcotráfico siente que no lo dejan trabajar a sus anchas. Es más bien un comprometido “guachimán” de los traficantes corridos por el Plan Colombia, que ahora tienen en la selva del VRAE su mayor centro de operaciones.

REESTRUCTURAR ESTRATEGIAS CONTRA SL

La recomposición del gabinete ministerial a raíz de la crisis política que obligó a renunciar de los ministros de Defensa y de Interior por las deficiencias en el manejo de la operación “Libertad”, obliga al gobierno de Ollanta Humala, trazar nuevas estrategias para la lucha contra el narcoterrorismo, debiendo superar la hegemonía de la facción familiar Quispe Palomino que por ahora se sienten seguros en el VRAE con el score a favor –hablando en términos futbolísticos- resguardado por la floresta, minas personales, el narcotráfico y rutas que ellos dominan de palmo a palmo.

Hasta el momento, las estrategias militarizadas que fueron aplicadas desde hace años han fracasado en el VRAE, e insistir en lo mismo sería un grave error como lo sería también el insistir en el llamado programa de cultivos alternativos aplicados desde hace tiempo que también fracasó –el creciente cultivo de coca en la zona así lo demuestra-.

Lo que se quiere, es un agresivo plan integral de desarrollo a mediano y largo plazos como Política de Estado, debiendo incluirse componentes sociales, económicos, tecnológicos, de servicios básicos y participación directa de los mismos pobladores que deben calibrar la necesidad del verdadero cambio para el VRAE, porque hay una gran mayoría ciudadana no comprometida con el narcotráfico dispuesta a participar en un proyecto de desarrollo, con un serio plan integral establecido en base de los nuevos requerimientos que la realidad exige del gobierno.

AUTOR: SIXTO EDUARDO CANCHANYA
  • secanchanya@peru.com

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