Reforma migratoria: una deuda pendiente de Estados Unidos por pagar

El 71% de los latinos votó por Obama en las elecciones de noviembre pasado, esperando que por fin se haga realidad la tan esperada ley, la que ha estado prácticamente intacta desde 1986.

Más de 11 millones de inmigrantes ilegales esperan poder legalizar su estatus. Sólo falta que la Cámara de Representantes la apruebe, pero está demostrando ser un gran obstáculo.

POR: CECILIA COMBER

Todos los años llegan mexicanos, centroamericanos, sudamericanos, asiáticos y personas de todas partes del mundo, buscando el “sueño americano”. Son más de 11 millones los inmigrantes ilegales que residen actualmente en los Estados Unidos.

La reforma migratoria fue la gran promesa de Barack Obama, que con el voto hispano lo llevó a la reelección, y hoy esta promesa se ha convertido en la gran deuda por pagar con su aprobación.

En estos momentos, los ojos del mundo están puestos en la Reserva Federal, esperando cuándo comenzará el retiro de su estímulo monetario, o alivio cuantitativo. Las bolsas están volátiles y las monedas de mercados emergentes están en crisis.

En este contexto, poco espacio queda para otros temas que van quedando rezagados. Pero hay una comunidad dentro de los Estados Unidos que no lo ha olvidado: los latinos.

El 71% de los latinos votó por Obama en las elecciones de noviembre pasado, esperando que por fin se haga realidad la tan esperada ley, la que ha estado prácticamente intacta desde 1986.

Pero, ¿por qué es tan crítica la situación? Según la chilena Emma Sepúlveda, directora del Centro de Investigaciones Latinas de la Universidad de Nevada, y quien vive en los Estados Unidos desde hace más de 40 años, la única solución es darles un estado legal a las personas indocumentadas.

“Estamos hablando de un grupo enorme de jóvenes que llegaron a este país en calidad de indocumentados con sus padres, muchos de ellos contando  solo meses de vida”, explica Sepúlveda. El problema se intensifica si se toma en cuenta que Estados Unidos es el único país que conocen y el inglés es el único idioma que hablan. “Si los deportaran, ¿a dónde los mandarían? Es absurdo tener familias divididas donde los padres ya tienen los papeles y los hijos son indocumentados”.

EL RECHAZO CONSERVADOR

La reforma ya pasó la primera prueba al ser aprobada por el senado. Sin embargo, era también la prueba más fácil. El senado tiene mayoría demócrata, por lo que no se esperaba mayor resistencia. Ahora queda lo difícil: ser aprobada por la Cámara de Representantes de mayoría republicana.

Dentro de este partido ha recibido gran rechazo, especialmente dentro del ala más conservadora como el Tea Party. “Están creando un discurso de separación y de odio que está haciendo que esta reforma no logre la cantidad de votos que necesita para pasar”, dice Emma Sepúlveda.

De ser aprobada, los indocumentados podrían acceder a un estatus legal si cumplen una serie de requisitos como no tener antecedentes penales, saber inglés y llevar cierta cantidad de tiempo en el país.

Además, la reforma incluye una millonaria inversión para aumentar a 20 mil el número de agentes que resguardan la frontera, la construcción de 700 millas de vallas fronterizas, un presupuesto extra de alrededor de US$30 mil millones, alta tecnología para vigilar la frontera como aviones no tripulados, y un sistema biométrico para rastrear a los extranjeros que ingresen y salgan del país.

Pero provocará a largo plazo un aumento de US$6,3 millones de millones de déficit público, según la Fundación Heritage.

Los republicanos piden que antes de aprobar cualquier ley primero se refuerce la frontera, para no recibir una ola de nuevos inmigrantes.

Con todo, falta esperar que pasen los temas de primera necesidad, como la reducción del estímulo o el aumento del techo de la deuda, para que la inmigración vuelva a estar al centro del Congreso. PULSO