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Venezuela: narcotráfico con la «bendición» de Nicolás Maduro

La Fiscalía de Estados Unidos determina que el negocio de la droga cuenta con el aval presidencial

En los últimos documentos que la Fiscalía Federal estadounidense envió al juez que el jueves condenó en Manhattan a dos sobrinos de Maduro a 18 años de cárcel por narcotráfico, se especifica que esas operaciones contaban con el «imprimátur» presidencial

En los últimos documentos que la Fiscalía Federal estadounidense envió al juez que el jueves condenó en Manhattan a dos sobrinos de Maduro a 18 años de cárcel por narcotráfico, se especifica que esas operaciones contaban con el «imprimátur» presidencial

Por primera vez públicamente, Estados Unidos ha apuntado a Nicolás Maduro como valedor de parte del tráfico de droga que ha convertido a la Venezuela chavista en el gran mediador entre la producción de cocaína en Colombia y su traslado a los principales mercados consumidores: Estados Unidos (a través de México) y Europa (muchas veces a través de África).

En los últimos documentos que la Fiscalía Federal estadounidense envió al juez que el jueves condenó en Manhattan a dos sobrinos de Maduro a 18 años de cárcel por narcotráfico, se especifica que esas operaciones contaban con el «imprimátur» presidencial: es decir, tenían su autorización (los jóvenes gozaban de impunidad en sus actividades, usaban aviones reservados a las autoridades y eran protegidos por guardaespaldas de la guardia presidencial).

La afirmación no concreta el papel específico de Maduro y de su mujer, Cilia Flores, (según uno de los sobrinos, ella iba ser beneficiaria de las ganancias obtenidas en el envío de 800 kilos de cocaína a Estados Unidos que estaban preparando), pero sí confirma las muchas informaciones que presentan a Venezuela como un narco-estado: un país en el que muchos de los principales dirigentes y otras autoridades, civiles y militares, utilizan los resortes administrativos para el tráfico de droga, promovidos y amparados desde arriba en esas actividades.

Barra libre en el entorno presidencial

Efraín Antonio Campo Flores, ahijado de Maduro y su esposa, en cuyo hogar se crió, explicó en grabaciones utilizadas en el juicio de Manhattan que ha traficado con droga desde los 18 años (ahora tiene 31). Era algo que veía hacer con total impunidad en su entorno: hay testigos que apuntan a que el hijo de Maduro, conocido como Nicolasito, y un hijo de Cilia Flores, también se han lucrado en actividades similares. La fuga de un jefe de seguridad que atendía al vástago de Maduro ofreció algunos detalles y reveló las orgías de droga que organizaba el joven.

Por su parte, Leamsy Salazar, guardaespaldas de Hugo Chávez, reveló asimismo en el libro «Bumerán Chávez» que el hijo de este, públicamente referido como Huguito, también utilizaba aviones reservados a las autoridades para hacer transportes de droga, en colaboración con el hijo del entonces embajador de Cuba en Caracas. Salazar también responsabilizó directamente a Chávez del pacto con las FARC, la guerrilla colombiana, para que la droga que producían fuera sacada de Colombia a través de Venezuela, así como a Diosdado Cabello, primer vicepresidente del PSUV.

Del vicepresidente al jefe de la inteligencia militar

Las figuras del chavismo señaladas por Estados Unidos como narcotraficantes están encabezadas por el vicepresidente del país, Tareck el Aissami, que se ha convertido en la mano derecha de Maduro. Cuando en febrero el Departamento del Tesoro estadounidense congeló sus bienes en Estados Unidos indicó que El Aissami «facilitó envíos de narcóticos desde Venezuela, controló aviones que salieron con cargamentos de droga desde una base aérea militar, y controló rutas de narcotráfico a través de puertos venezolanos». El Tesoro añadió que el vicepresidente y exministro de Justicia e Interior «en múltiples ocasiones supervisó envíos de más de una tonelada de droga, con destino a México y Estados Unidos». Washington también le acusa de colaboración con Hizbolá.

Unos meses después, en agosto, el Departamento de Justicia de EE.UU. hacía pública su acusación formal contra el general jefe de la Guardia Nacional, Néstor Reverol, y otros mandos que gestionaron con él la Oficina Nacional Antidrogas venezolana. Días más tarde, Maduro lo nombró ministro de Justica e Interior, en una promoción calcada a la seguida por Chávez cuando EE.UU. acusó al general Henry Rangel Silva y le elevó a ministro de Defensa.

La Justicia de EE.UU. ha actuado también contra Hugo Carvajal, general que durante gran parte de la era de Chávez fue jefe de la inteligencia militar. EE.UU. desveló la existencia de dos acusaciones formales contra él cuando tuvo la oportunidad de solicitar su extradición, detenido en la isla caribeña Aruba, pero cuestiones diplomáticas permitieron que Carvajal escapara a la Justicia.

Por Emili J. Blasco | ABC

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